Guía Turística: Entre la Pasión y el Trabajo

La profesión de guía turístico se ve como un trabajo fácil porque basta con contar 4 cosas que leemos en algún libro mientras paseamos a un grupo de turistas a los que ya no volveremos a ver al cabo de 2 horas. Bueno, si eres este tipo de guía turístico, ¡¡no te interesa MeTour!!

Buscamos GUIAS TURÍSTICOS APASIONADOS, que hagan este trabajo por pasión y no como profesión, que quieran compartir su tierra porque la aman y quieren que otros la conozcan y amen como ellos. ¡¡Nuestro guía ideal es un entusiasta que sepa emocionar!!

Hoy el turista es una persona exigente y preparada, de quien se espera Profesionalismo, Dedicación y Preparación. La llegada de lo digital ha ampliado los horizontes del conocimiento, permitiendo que cualquier persona entre en contacto con información y contenidos capaces de generar valor. Por lo tanto, ser Guía no puede significar en absoluto improvisación o descuido. Conducir es una profesión fascinante y compleja que requiere compromiso, estudio, sacrificio y una buena dosis de carisma. Ser guía significa ante todo amar tu tierra y su patrimonio cultural y ambiental y estar dispuesto a luchar para darla a conocer, pero sobre todo para protegerla. A menudo narradores de fábulas y cuentos populares, enamorados de la naturaleza, de su propia historia, de sus propias leyendas y tradiciones, se alimentan del brillo de los ojos de aquellos turistas que, tras seguirlo por un camino impermeable, descubren de repente un paisaje impresionante. panorama que le hace abrir mucho los ojos.

Un buen guía DEBE generar empatía, incluso iniciar su visita frente a un café para conocer al grupo de turistas, pero sobre todo para darse a conocer. Debe conocer los lugares, con particularidades, historias, características, olores, atmósferas, mitos y leyendas y, sobre todo, un amor visceral por su propia tierra. Conocer tu tierra desde un punto de vista geográfico, morfológico, histórico, cultural, etnológico... pero también enogastronómico y de entretenimiento. A menudo comienza como un hobby, pero luego se convierte en un trabajo y, para algunos, incluso en una elección de vida, vivida siempre con pasión, describiendo su territorio. La pasión es la palanca que debe dirigir la profesionalidad de un guía cada día.

Un buen guía tiene: Liderazgo, capacidad de resolución de problemas, facilidad de socialización, comunicación, pero sobre todo capacidad para desempeñar los múltiples roles de Autor, Director y Actor Protagónico del "espectáculo" que se pretende montar en escena. La comunicación y la capacidad de crear empatía con nuestro “público” son fundamentales, porque ser un profundo conocedor del patrimonio cultural de un territorio, pero pésimos comunicadores, significaría aburrir y no transmitir. La formación y el estudio ciertamente pueden ser de ayuda, practicar con un público de familiares y amigos es fundamental, pero la tenacidad y la constancia también deben acompañarnos en un camino de mejora continua y constante. Sin embargo, también es necesario moldear tu propio carácter para hacerlo lo más adecuado y flexible posible a las necesidades de los turistas, porque los turistas nunca serán los mismos, así como sus preguntas o sus respuestas a tus estímulos nunca serán las mismas. Seguramente, una gran dosis de paciencia debe armar al Guía Turístico Ideal. Ser guía significa ponerse en juego, con tus límites, tus cualidades, tu físico, tu personalidad. Y ceder al juicio de los demás. Siempre. Manteniendo su seguridad y profesionalismo.